Que la irrupción acelerada de la Inteligencia Artificial está transformando todos los campos del quehacer humano es una obviedad, y el coaching no es la excepción. Y digo acelerada porque su evolución, diversificación y la adopción masiva de la IA en prácticamente todos los sectores, nos ha desbordado.

En estos momentos es altamente probable que el número total de plataformas, herramientas, frameworks y soluciones basadas en IA (desde grandes plataformas de desarrollo hasta pequeñas aplicaciones específicas) supere con creces las 10.000 si se consideran todas las implementaciones y desarrollos a nivel global. Herramientas automatizadas, plataformas inteligentes y bots conversacionales prometen eficiencia, personalización e incluso “coaching por algoritmo”.

Frente a esta expansión tecnológica, muchos se preguntan: ¿Cómo sigue esto? ¿Cómo está afectando a nuestra profesión?¿Tendremos que cambiar nuestra forma de hacer Coaching? ¿Puede una máquina realmente acompañar procesos de transformación personal profunda?

Lejos de representar una amenaza, la Inteligencia Artificial puede convertirse en una aliada poderosa del coaching, si comprendemos su lugar y su propósito. Como toda herramienta, su valor dependerá de cómo la integremos al servicio de los procesos humanos. Y aquí, el coaching —especialmente desde su perspectiva ontológica— tiene un rol aún más relevante que antes.

Porque, como decía en el anterior artículo, en tiempos en que todo parece acelerarse, automatizarse y simplificarse, el coaching ontológico recuerda lo esencial: que somos seres de lenguaje, emoción y cuerpo; que habitamos historias, creencias, miedos y posibilidades; que no se trata solo de resolver problemas, sino de rediseñar el observador que los interpreta.

Sí, un algoritmo puede ofrecernos información, incluso hacernos preguntas útiles. Pero no puede escuchar el silencio entre palabras, ni percibir la emoción que tiembla en una pausa. No puede acompañar con presencia una lágrima, ni resonar con el temblor vital de una decisión difícil. La verdadera transformación nace del vínculo humano: de una relación de respeto, cuidado y confianza donde alguien se siente visto, escuchado y sostenido.

Sin embargo, la IA no es el enemigo. Puede ofrecernos nuevas formas de aprender, sistematizar experiencias, ampliar el acceso al coaching, entrenar habilidades y fortalecer la práctica. Puede incluso ayudarnos a mejorar nuestra capacidad de escucha, identificar sesgos o generar preguntas disruptivas. Pero siempre desde un lugar complementario. Porque la inteligencia artificial puede procesar datos, pero no puede contener almas.

La paradoja es hermosa: cuanto más avanza la tecnología, más sentido tiene el coaching ontológico. En un mundo hiperdigital, recuperar el valor del encuentro humano se vuelve urgente. Lejos de desaparecer, el coaching está llamado a ser el espacio donde la inteligencia emocional, la empatía, la escucha profunda y la reflexión existencial encuentren su refugio y su potencia transformadora.

La tecnología puede apoyarnos, pero el corazón del coaching sigue siendo humano. Y ese corazón late más fuerte que nunca en una era que clama por sentido, por conexión y por humanidad.

#CoachingHumano #InteligenciaArtificialConSentido #escuelachilenadeCoaching #programaCEO #TecnologíaConAlma #escueladecoachingontológico #ECO #ECO-CBS